S, de veintinueve años, soltera, hija de un comerciante, tenía marcados antecedentes familiares de índole nerviosa: su padre era bebedor y acabó sus días suicidándose, al igual que un hermano y una hermana de la paciente; otra hermana sufría de histerismo convulsivo; el abuelo materno se mató de un tiro en un ataque de locura; su madre era enfermiza y quedó inválida después de una apoplejía.
La paciente nunca sufrió ninguna enfermedad grave. Era brillante, entusiasta y soñadora. A veces menstruaba irregularmente. A los catorce años sufrió una clorosis y estados de catalepsia a causa de un susto. Después, tuvo periodos de histerismo grave y un ataque de locura histérica.
Cuando tenía dieciocho años, mantuvo relaciones no platónicas con un hombre joven, a cuyo amor ella correspondió de manera apasionada. Según las declaraciones de la paciente, al parecer era muy sensual y tras la ruptura con él practicó la masturbación. Después, llevó una vida romántica. Para ganarse la vida se disfrazó de hombre y llegó a ser preceptor de menores, pero tuvo que dejar el trabajo porque su jefa, que ignoraba cual era su verdadero sexo, se enamoró de ella y la cortejó.
Mas tarde se empleó en los ferrocarriles. Con objeto de esconder su sexo, se vio obligada a visitar burdeles con sus camaradas, y a escuchar historias de lo más vulgares. Esto llegó a resultarle tan desagradable que dejó el empleo, volvió a vestirse de mujer y de nuevo intentó ganarse la vida como tal. Fue detenida por robo y hospitalizada a causa de una epilepsia histérica grave. Allí fue donde descubrió la inclinación hacia su propio sexo.
La paciente se convirtió en un problema a causa de su amor apasionado por enfermeras y pacientes del sexo femenino. Su inversión sexual fue considerada congénita. Con respecto a dicho diagnóstico, la paciente hizo algunas interesantes declaraciones:
"Se me juzga incorrectamente si se piensa que me siento un hombre frente al sexo femenino. En mi manera de pensar y de sentir soy mucho más una mujer que un hombre. ¿Acaso no amé a mi primo como sólo una mujer puede amar a un hombre?
El cambio en mi manera de pensar tuvo lugar en Pesth, cuando al disfrazarme de hombre tuve la oportunidad de observar a mi primo. Me di cuenta de que me había equivocado por completo con él, y esto me causó una terrible decepción. Supe que no podría ya amar a otro hombre jamás; que yo era uno de esos seres que sólo aman una vez. Me causó el mismo efecto la frecuentación de mis compañeros del ferrocarril, con quienes me vi obligada a escuchar las expresiones más ofensivas y a visitar las casas de peor reputación. El resultado de haber conocido el mundo de los hombres de esta manera fue que les tomé una aversión insuperable. No obstante, como soy de naturaleza apasionada y necesito tener a alguien a quien amar y a quien darme totalmente, me sentí cada vez más inclinada hacia mujeres inteligentes que coincidían conmigo.
El instinto sexual antipático de esta paciente, claramente adquirido, se expresaba de una manera tormentosa y decididamente sensual y aumentó con la masturbación. El control al que era sometida en los hospitales hizo que la satisfacción sexual con el mismo sexo fuera imposible; sin embargo, el carácter y las ocupaciones de la paciente siguieron siendo femeninos. No había en ella manifestaciones de virago.
2 MASTURBÀ TU MENTE PARA QUE EYACULE BUENAS IDEAS:
Impresionante historia...
Voy a ponerme al corriente...
Interesante, para dedicarle tiempo...
Cuando vas a volver a darte una vueltita por mi rincon?
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